Una de las interrogantes que posee todo profesional es acerca de las exigencias que tienen las diferentes empresas. Esas exigencias en cuanto a lo que esperan de sus trabajadores, los objetivos que desean lograr con la colaboración de cada uno de ellos. En muchas ocasiones, los profesionales se desaniman porque creen que no son lo suficientemente capaces para cumplir con esas expectativas.
Pero, los profesionales no tienen porqué temer esa situación. Lo principal que deben saber es que - en la actualidad - las empresas requieren de profesionales con competencias. Es decir, que no simplemente se remitan a cumplir con una actividad laboral que aprendieron en la universidad, sino que además posean otras cualidades que les ayude a desarrollar esa actividad en el menor tiempo posible y con mayor eficacia.
Las empresas aprecian esta actitud desde el proceso de selección de personal. Esas competencias deben demostrarse a la hora de dejar el Currículum Vitae o afrontar la entrevista laboral. Si bien es cierto que la evaluación es acerca de diversos aspectos, para conocer esas competencias, las entrevistas se realizan con personas que nada tienen que ver con el cargo al que postulan los profesionales.
La actitud es la primera impresión que tienen los entrevistadores. Por más que el aburrimiento o al cansancio se presenten, siempre debe permanecer el interés hacia la empresa. El trabajar en equipo, una comunicación directa, la colaboración en diversos planes, la adaptación a la empresa, etc., son algunas de las competencias que se buscan en los profesionales.
Es decir, que no simplemente cumplan con el trabajo y ahí termine la relación con la empresa, los profesionales deben ir en busca de otras oportunidades de desarrollo, por más que no exista un sueldo de por medio. Eso lo tienen muy en cuenta las autoridades de la empresa, el interés de los trabajadores por mejorar en su desempeño y, también, colaborar con el logro de los objetivos de la organización.
El contexto laboral es muy diferente al académico y, esa situación no ha sido analizada por los profesionales. Las empresas se han dado cuenta de que los postulantes universitarios han trabajado mucho en lo que respecta a la teoría y no han desarrollado actividades en las que se muestren esas competencias – muchas veces escondidas. Es por ello que siempre hay que establecer las diferencias entre el mundo empresarial y el de la universidad.
Los profesionales no tienen porqué limitarse a sus experiencias académicas, sino ir en busca de nuevos aprendizajes y tener una mirada distinta del ámbito laboral. Cada vez tienen que mejorar y cumplir con lo encomendado por la empresa.