Durante la búsqueda de empleo, debemos tener en cuenta la importancia de las referencias. Quizá para muchos este aspecto no es importante porque piensan que sólo pueden acceder a las ofertas certificando su carrera profesional o el desempeño en sus anteriores empleos. Pero, en muchos casos, la decisión de las empresas de contratar o no a una persona depende de esas referencias.
En principio, las referencias son personas que han sido testigo de nuestras experiencias laborales y, por lo tanto, pueden detallar cuáles fueron nuestras principales tareas y en qué medida colaboramos con la empresa. En la mayoría de casos son nuestros jefes directos, quienes deben estar dispuestos a ofrecer la información necesaria en caso de recibir alguna llamada telefónica por alguno de sus antiguos empleados.
Estas referencias se pueden dar a conocer de dos formas: la primera, a través del Currículum Vitae. En este documento se redacta el nombre, la dirección, el cargo que ocupa actualmente, la empresa a la que nos referimos y el teléfono de las personas que puedan dar referencias del trabajo de quien presenta el currículum. Simplemente deben ser estos aspectos, para detallarlos recién con precisión en una entrevista laboral.
La segunda forma de dar a conocer las referencias personales se da en una entrevista de trabajo. Es decir, en el Currículum Vitae no se detalla sobre este aspecto, pero a la hora de hablar acerca de las antiguas experiencias laborales, se menciona el nombre de las referencias más directas. De igual manera también se da a conocer de qué forma se puede establecer una comunicación directa con ellas.
En el caso de las personas que buscan trabajo por primera vez, las referencias no pueden ser desechadas. Por más que no exista ninguna experiencia laboral, es importante mencionar todo acerca de las prácticas profesionales realizadas, programas de voluntariado, organización de eventos, trabajos de verano, etc., es decir, toda actividad en la que participamos, por más que no se relacionen con nuestra carrera profesional.
Las referencias pueden ser de nuestros mismos compañeros, las personas que estaban a cargo de esas actividades e, inclusive, nuestros propios familiares. Personas que han sido testigo de nuestro esfuerzo y de que realizamos nuestras tareas eficientemente. Si la persona ha trabajado en diferentes lugares, entonces, lógicamente que las referencias tienen que ser laborales.
Es por ello que en toda actividad debemos establecer comunicación con nuestros jefes directos, por más que se encuentren muy ocupados y pensemos que no tienen tiempo, en algún momento necesitaremos de ellos y de la opinión positiva que tengan de nosotros.